Atrapados en Dissura

Tenían un par de días libres en la Torre de Hechicería, días los cuales si bien uno podía hacer lo que le venía en ganas, se recomendaba aprovechar para conocer otros planos, hacer alianzas, confraternizar entre razas.

Aria había escogido el plano Abismal y había invitado a Hyunkel a acompañarla. Un tiempo a solas con él, alejada de los chicos, podría llegar a servir para que pudiese contarle un poco más al joven sobre el plano del cual ella provenía. Sobre los Exterminadores de lo Oculto. Quizás luego se reuniesen con los miembros de su linaje pero por ahora solo eran Hyunkel y ella.

Se estaban quedando en Dissura, ciudad capital.
Todo tenía un tinte oscuro y sombrío, apagado. La piel de la muchacha si bien era pálida, se diferenciaba bastante del grisaseo tan típico de los habitantes de aquel plano.

Estaba sentada sobre la cama de una amplia habitación. La posada en la cual se estaban quedando no era de las más modestas, sino que tenía sus lujos y la cama era uno de ellos. Había unas hermosas telas colgadas haciendo de dosel y almenos una docena de almohadones. Un amplio ventanal con una vista bastante bonita pero aterradora. La luz mortecina de la luna roja se colaba por el balcón bañando la estancia con su sangrienta tonalidad.

Si no se hubiese encontrado sentada, parecería muerta.
Estaba esperando a Hyunkel, con quien había quedado en encontrarse. No compartían recamara pero si estaban acostumbrando visitarse.

Estaba vestida con una calsa ajustada, pegada al cuerpo y una blusa de gasa que resaltaba su figura. Todo en tonalidades entre negras y violetas bastante oscuras.

El maquillaje que lelvaba en aquella ocasión era algo exagerado, resaltando sus ojos grises. Pestañas muy alargadas y ojos delineados. Labios de un color rosado bastante natural, como si estuviesen manchados pero de forma uniforme por alguna especie de fresa.

Hyunkel estiro el cuello y la espalda, sin ir mas lejos no habia dormido del todo bien, cada cierto tiempo lo aquejaban aquellos extraños sueños y momentos en los que sin lugar a duda tenian que ver con su pasado. Esqueletos, zombies, demonios, cada uno de ellos estaban alrededor de el no era como si lo atacasen ni nada por el estilo solo lo observaban, como esperando algo. Entre ellos... Entre ellos estaba el. Una corriente electrica describio su espina dorsal como si de una rafaga se tratase haciendole ponerse en guardia y al mismo tiempo produciendo que todo su pelo se erizase casi por completo. Respiro con profundidad dandose un momento antes de continuar su recorrido por la taberna hasta la recamara de la muchacha.

El muchacho como siempre con su pelo blanco azulado, su camisa de estilo antiguo y de un tinte celeste oscuro, su pecho estaba cruzado por aquella cinta de cuero que agarraba su cinturon y al mismo tiempo la vaina de aquella espada que destacaba por encima de todo, sus botas altas de cuero marron oscuro y sus pantalones del mismo color, no portaba joyas pareciendo alguien bastante humilde. Si la gente supiese lo que podria llegar a valer el arma que el portaba sin lugar a dudas se le tirarian encima.

Llamo a la puerta de forma delicada esperando una respuesta al tiempo que hablaba con voz suave.

- Soy Hyunkel.

-Pasa.

Le dijo desde su posición, levantando la voz lo suficiente para que él pudiese escucharle sin inconvenientes. Se sentó un poco más erguida.
La única luz que había prendida en aquella habitación además de la clásica y natural luz de luna rojiza era la de dos velas sobre la mesita de noche. Las mismas se agitaban con ligera una ligera amenaza. Quizás debiese ponerse en pie para cerrar el ventanal pero estaba algo perezosa y no traía su calzado puesto. Sus botas estaban desparramadas junto a su bolso de viaje en un lateral de la cama.

Recorrería a Hyunkel con la mirada. Entendía que este no pudiese despegarse de su espada y que dejar sus posesiones abandonadas en su recamara quizás no fuese lo más seguro pero resultaba extraño verle armado en una reunión tan casual. Le invitó a sentarse junto a ella moviendose a un lado de la cama. Se arrepintió ligeramente al abandonar ese espacio calentito sobre las mantas pero tampoco iba a dejarle parado en medio de la habitación.

-Se te nota... algo cansado ¿A caso no dormiste?

Inquirió con más curiosidad que preocupación.

Hyunkel empujo la puerta la cual chirrio levemente a causa de una bisagra ya algo vieja, a pesar de la tecnologia que la muchacha conocia en aquel "mundo" magico y en tantos otros planos las cosas habian permanecido levemente estancadas salvo por la magia, esta ultima habia sido desarrollada desde los sentidos mas mundanos hasta los mas belicos, aunque no todos los integrantes de la poblacion de los planos eran poseedores de poderes magicos descomunales la gran mayoria de ellos podia hacer lo necesario desde reparaciones menores, siempre que conociesen los mecanismos, hasta hacer crecer algunas plantas. Si bien este tipo de tareas se dejaban a la plebe pues consumia una gran cantidad de energia fisica y mental los entramados mas complicados eran dejados a los poderosos y estudiosos magos de la alta hechiceria de Iria Tenebrion.

Sus pasos fueron firmes y seguros y cuando observo en un pareo general la habitacion tomo una silla colocandola al lado de la cama donde la chica se sentaba no sin antes cerrar la puerta. Para ella seria anormal verlo armado, pero poca gente entre los planos iba desarmada si es que tenia el dinero para comprar una espada.

- Digamos que si, aunque fue una de esas noches donde no haces mas que dar vueltas. ¿De que querias hablarme?

Dijo el muchacho desviando la atención de el mismo, sin lugar a dudas no querría hablar de esos sueños y mucho menos con la muchacha, se conocían de hacia una o dos semanas pero sin ir mas lejos no podía decir que tenia la confianza que se forja a través de los años.

Le observo tomar la silla y sentarse junto a la cama. No es que le hubiese saltado encima de haber aceptado tomar un lugar a su lado.... pero bueno. Suspiró y le dejó ser. Se acomodó el pelo tras las orejas dejandose la cara despejada. Algo que odiaba pero que le era cómodo. Entendía perfectamente que él no la quisiese hablar de su sueño. Bastaba con saber que había dormido para el demonio.

No tenían la mejor de las relaciones pero si una en la que podía estar segura de que no la iba a traicionar porque había algo que él quería aprovechar de ella. De cualquier forma, se habían dado sucesos raros entre ellos desde que se habían conocido. Bromas que a los ojos de los miembros de la torre quizás podrían verse de otra forma aunque realmente no pasase nada y ultimamente, las cosas estaban un tanto tensas. Desde que le había confesado pertenecer a la raza humana... Hyunkel se había cerrado aún más. No se conocían de mucho y era una situación poco convencional pero allí estaban. Lejos del plano Temporalis, cara a cara.

-No doy tantas vueltas... y quería hablarte de mi plano. De los exterminadores de lo oculto.

Sacó un papelito doblado del escote de su corpiño metiendo la mano dentro de su especie de blusa y se lo tendió.

-Son algunos de los nombres de los que pertenecen a dicha facción... creí que querrías tenerla. Esos son los que considero de menos monta. No es que quiera que te mandes de lleno a mi plano, pero almenos podrías empezar a aprender un poco sobre ellos. Estoy dispuesta a decirte lo que precises sobre cada uno.

Tomo el papel por unos momentos leyendo los nombres en voz alta, aunque de forma dificultosa, las letras variaban y distaban entre planos con pequeñas variantes, pero en lo que se referia a de un plano a lo que era el mundo humano era un mundo. En base a un monton de temas cuneiformes que sin lugar a dudas no ayudaban en demasiado. Observo y leyo despacio.

- Eric De... Dewer. Alfon...se Reic, Emily Alator, Satina Lawrence, Daniel Rawcloff.

Practicamente iba de silaba en silaba, como alguien que acababa de aprender a leer, era dificil pero sin lugar a dudas interesante. Sus ojos en verdad se movian sobre el papel como si realmente intentasen devorar algo que no comprendian del todo, si hubiese una comparativa serian como los ojos de un niño que aprende algo de un libro de dibujos, solo que en este caso la relacion era bastante mas oscura y con otros motivos.

- ¿No hay forma de que me muestres sus rostros? ¿en que partes estan? ¿Forma de combatir? ¿Alguno de ellos combate con Espada y magia combinadas?

Eran preguntas todas encaradas al combate y sin lugar a dudas complicadas quizas para la muchacha que quizas no habia tenido relacion directa con ninguno de estos integrantes, aunque las cosas no se mantuvieron tan tranquilas con las preguntas.

- ¿Tienen familia?

Hyunkel observo atentamente a la muchacha.

Hubiese sido más gracioso escuchar sus intentos de pronunciación de no saber las razones que se escondían detrás de aquel interés. Era increible como cambiaba el entusiasmo en su mirada o en su voz. Parecía un niño en una dulcería, intentando no perderse detalle de ninguna de las golosinas allí presentes.

-Bueno.. si podría mostrarte sus rostros.- Apretó los labios sin gustarle demasiado aquella idea pero ya los había condenado. La verdad, es que los estaba traicionando. A toda aquella organización. En parte era más dificil de lo que estaba aparentando. Bajó la mirada un momento observandose las uñas de las manos.

Practicamente no los conocía ni le importaban, pero no dejaban de ser personas. Saber que podrían morir a manos de Hyunkel no la alentaba demasiado pero también tiraba con fuerza el saber que sus propios compañeros humanos arrasaban con cuanto sobrenatural se pudiese sin siquiera molestarse demasiado en conocerles. Para ellos todos eran malos o experimentos. Fuentes de las cuales absorver poder y conocimiento hasta que quedasen consumidos.

-Son muchas preguntas...
Están en diferentes sitios. Hay varias sedes repartidas por todo el globo.. plano de origen. Hay ocasiones en las que los representantes de cada sede viajan y se reunen como también casos de fuerza mayor donde se forman congresos y todas las familias viajan. El combate es variado.. y si, algunos usan armas mágicas pero son pocos.

Eran otras de las cosas que les habían quitado a los sobrenaturales. No podían reproducirlas pero si usarlas.

-No todos... pero algunos si la tienen. No suelen ser familias muy amplias. Mi familia consta de pocos miembros incluyendome. Mi padre, abuela paterna y yo.. poco más.

-Puedo mostrarte alguno de sus rostros...

Dijo mutando su propia cara en la de una mujer.

-Elizabeth Rowland, experta en arquería y ciencias tecnológicas.

Le mostraría unos cuantos rostros, incluidos de hombres. Unos 12 rostros. El cansancio de hacer aquello sinembargo la hizo parar. Suspiró enderezando un poco la espalda y le observó necesitando parar.

-Lo siento.. es más cansador de lo que parece. Y se lo que podés estar pensando "si todos pueden hacer lo que yo.. sería dificil identificarlos". No, la gran mayoría no puede. Muy pocos tenemos esta capacidad. De hecho, solo conozco una persona más capaz de hacer esto entre los míos.

Hyunkel observo con atencion aquellos momentos, esos movimientos que ejecutaba la muchacha, sin lugar a dudas cada rostro era en parte uso de la magia, sin lugar a dudas en algun punto de su genealogia aunque ella no lo supiese tenia que tener algo de sangre de extraplanar, esas cualidades no eran propias de los humanos. Entendio el metodo de combate de la mujer. Pelear contra arqueros era dificil sobretodo si eran buenos. En su caso la armadura lo protegia de ataques fisicos de forma normal y de ataques magicos cuando la traia puesta, habia muchas aptitudes extraplanares que eran propias y magicas, pero en el plano terrestre estaria jugando con otras reglas, ellos estaban acostumbrados a combatir sin magia.

- No te preocupes, me has mostrado bastante y cada rostro esta grabado en mi mente. Ahora solo tengo que pensar como lidiar con cada uno.

Fue lo que dijo sin tapujos, ella sabia que hablaba completamente en serio y que su parecer en este aspecto no iba a cambiar, no le habia contado absolutamente toda la historia de como su padre habia muerto y demas, pero quizas no hacia falta.

- Descansa, despues podras responderme si estas personas tienen
familia.

Espero y se quedo frente a ella observandola en todo momento con ojos serios, aunque quizas su mirada podria estar clavada en ella su subconsciente estaba en otro lugar mas lejano.

Asintió tirando de la manta para taparse un poco con ella. Se respaldó contra las almohadas y le observó en silencio analizando su rostro por un momento. Le rugía el estómago de hambre pero la verdad es que el solo hecho de pensar arrastrarse fuera de la habitación la cansaba. Aún si se trataba de una excursión para hallar algo de comida.

-¿Sabes? Puedes quitarle el arma de encima... estamo solos aquí, nadie va a intentar quitartela. Además... ambos estamos absolutamente de acuerdo en que podrías ahogarme en un segundo si dudases.

Le hubiese gustado añadir "si dudades aún más de mi". Quizás él no confiaba en ella plenamente pero almenos, confiaba un poco más. Eso creía. O tal vez solo se debía a que ella era de utilidad para sus planes.
La verdad es que ser vista como una herramienta no la gustaba para nada. No se alejaba bastante de a como eran las cosas en casa... en el cuartel.

Desvió la mirada hacia la hipnotizantes llamas de las velas.

-¿Te importaría demasiado pedir que trajesen algo de comida a la habitación? Podría contarte alguna que otra cosa después de cenar.

No era una invitación alevosa a cenar con ella pero quizás si un indicio.

Hyunkel escucho aquel sonido pero no dijo nada por educación, sin lugar a dudas se había dado cuenta del hambre que tenia la chica y no queria importunarla, a veces un caballero debia callarse simplemente las cosas. Siempre habia sido medianamente formal excepto aquella vez que habia "matado con la mirada" a aquella muchacha fanatica que lo habia perseguido hasta el punto de casi matar a Aria. Despues se percato de que su espada seguia en su cintura como bien señalaba la chica y no pudo mas que dejar escapar un suspiro y sonreirla.

- Es una vieja costumbre, es como si me quitasen una pierna si estoy sin ella. Las armas en este mundo son mas valiosas de lo que me gustaria admitir y la gente no sabe lo que ve cuando ve esta.

Dijo palpandola por unos momentos, ella no le habia preguntado casi nada de su pasado o de su arma, sin lugar a dudas no era algo comun pero que poseia bastante poder.

- ¿Podemos dejar de remarcar el poder que tengo? Creo que tu tambien tienes el potencial para llegar al mismo nivel o incluso sobrepasarme, a fin de cuentas no soy mas que un guerrero.

Se levanto acomodandose la espada dispuesto a atender a su petición.

- En un momento te traere algo de cena.

Al cabo del rato el muchacho de pelo claro volvio al lugar, en sus brazos traia una bandeja grande en la que podian verse dos bols que humeaban, pan, queso y un poco de mantequilla. Dos patas de carne de res estaban sobre la misma y un pequeño postre de forma transparente tapado con un vidrio estilo cupula podia verse.

- Espero que sea de tu agrado la comida. Estofado de patatas y cebolla hecho con la grasa que suelta esta res al ser asada y un postre tipico de aqui.

-No me quejo de tus costumbres y se que no te fías de mi completamente pero almenos podrías hacer un esfuerzo. Esta bien que yo puedo usar magia, lo cual es bastante similar a un arma, pero no dejas de hacerme sentir en tensión cargando esa cosa todo el tiempo.-

Se sinceró encogiendose de hombros. No es que fuese a cambiar nada el decirselo. Pero estaba bien que supiese el que la hacía sentir tensionada.
Se recostó acomodandose con algo de pereza mientras que él se marchaba a por algo de comer. Antes de que se fuese, le sonrió a modo de complicidad y contestó en consonancia.

-No podrías complacerme más. Mi estómago te estará eternamente agradecido.-

Casi que se quedó dormida en lo que él regresaba. Abrió los ojos algo cansada en cuanto le escuchó entrar. Se volvió a enderezar en la cama sintiendo el aroma de aquellas delicias. La verdad es que se le hacía agua a la boca. No pensaba preguntar de que estaba hecho aquel postre, mejor no saberlo... cuando había hambre, era mejor no preguntar.

Era un lindo detalle que él se sentase acomer junto a ella y no que la observase comer, desde una esquinita. Volvió a insistirle para que esta vez se sentase a su lado.

-Prometo que no muerdo... si no metes la mano en mi plato. Anda... sientante aquí.

Le hizo lugar tomandos su propio plato. Disfrutó de observar su comida y luego la probó, estaba exquisita. Por la cara que puso no había dudas de aquello.

Dejo la bandeja aun con la comida en la cama, su racion porque ella ya habia tomado la suya. Desabrocho su tahali y dejo la espada apoyada contra la parte trasera de la cama. Quedando mas liviano y comodo, cuando la apoyo en el suelo ella pudo sentir un leve chirrido o quejido por parte del suelo. Aquella espada con su vaina era tambien una armadura completa con yelmo por lo que todo el peso estaba magicamente concentrado.

- Nunca pense que te pusiese en tension verme con ella encima, en nuestro mundo es demasiado normal portar un arma, la ultima vez que yo estuve en el plano material era normal todavia.

Dijo al tiempo que tomaba el plato de estofado y una cuchara, tan solo habia dos cucharas y dos cuchillos en la bandeja. El tenedor era algo que se veia... Innecesario en ese mundo.

- Espero que no muerdas y con respecto a hacer magia tranquila, no es que no confie, es que de alguna manera tenerla a ella encima me hace sentirme a mi mas seguro. No todos los dias se conoce a alguien igual que tu.

Añadio llevandose una cucharada de estofado a la boca.

- ¿Como era tu vida en el plano material?

-No es que me tensione el verte con ella asi porque si, se que es normal que se porten armas, almenos aquí... en los planos. Es el hecho de saber lo que tu espada hace, el como te convierte en un armadillo de lata blindada.

Negó con la cabeza, quizás no la entendiese. Sonrió. No necesitaba preguntarle mucho más por aquella armadura o arma, había visto de sobra lo que esta hacía y le había visto a él enlatado y blandiendo esa espada con gracia felina.

-Ah si.. se que soy una bruja horrible y que para empeorarla el hecho de tener sangre de cazador en mis venas no me hace la mejor de las compañías pero nada cambió realmente desde que te he dicho la verdad... almenos no por mi parte. Sería una estúpida si hubiese fingido todo, desde ir por las hiervas que me pediste cuando te lastimaron hasta.. no se, venir contigo a un lugar que conozco, completamente solos.

Comió un poco haciendo una pausa y luego reanudó la conversación contestando lo que la preguntaba. Después de tod la comida estaba caliente y podía esperar un poco.

-Hmmm. Bueno, no era una vida normal. Es decir, no como la de cualquier chica. Si bien fui al colegio como cualquier otra, también era entrenada en casa como heredera de un linaje de cazadores. Nunca conocí a mi madre, pues murió cuando yo nací. Me crió mi padre, quien a pesar de darme algunos caprichos y cuidarme, siempre fue bastante frío y estricto. Los abrazos siempre fueron contados con los dedos y si bien me dio algunos, no es algo que se acostumbre entre nosotros.
Tenemos un sirviente en la familia.. Zaphariel... siempre ha sido un metiche pero es bueno, me ha criado y me ha entretenido bastante cuando más pequeña.
No fui a la universidad aunque me hubiese gustado entrar a medicina. Fui instruida en esa rama dentro del cuartel pero nunca llegué a especializarme en esa área. Me entrenaron en la magia más que nada porque no hay muchos con ese don entre nosotros... teniendolo, no aceptaron lo desperdiciaron. No fue una opción el poder escoger hacer otra cosa con mi vida.
Una noche, tuve un sueño extraño.. el que todos parecen tener cuando se te presenta la oportunida de pertenecer a la Torre de Hechicería. Estaba muy confundida y fue todo bastante confuso. Recuerdo despertar en medio del a noche bañada ne sudor. Había una carta en mi mano. Supuestamente había pasado la prueba y tenía una plaza en la Torre, aunque no se por qué me escogieron a mi... por qué se me presentó la oportunidad. Obviamente, no me dejaron rechazarla. Supongo te imaginas el por qué... claro, tampoco es que quisiera rechazarla personalmente, un poco de ilusión en salir de ese ámbito me hacía pero también estaba muerta de miedo. Estaría sola, en un lugar que tranquilamente podrían asesinarme si mi identidad  salía a la luz. Aún así, me obligaron a venir aquí... a sacrificarme por el resto.

Hyunkel escuchaba con atencion las palabras de la muchacha, el comio mas despacio soplando la cuchara mientras hablaba, parecia un buen oyendo, como alguien que esta viendo una obra de teatro en ese momento y esta completamente pendiente de lo que ocurre en el escenario.

- Tu don es bastante particular, aunque tambien habla de tu linea de sangre, en algun punto de la misma tu familia se mezclo con un sobrenatural. Los humanos nunca han podido utilizar la magia de los planares, al menos no a nivel de alto desarrollo si cosas simples, tambien tienen cosas similares, pero la gran mayoria bueno... son parecidos a mi.

Se miro la mano por un momento apretando despues la cuchara, era como si en parte odiase esa parte en la que se recordaba a si mismo que era humano, cuando en realidad le habria encantado erradicar a una gran parte de la misma.

- Y finalmente terminaste mas implicada de lo que te gustaria, viste que no todos los planares son monstruos que secuestran niños y los hierven en un caldero, y despues de que se cerrasen las puertas al plano material sacaron una ley donde prohibian ese tipo de actos, incluso matar a un material si pasa involuntariamente a los planos esta penado ya que todos deben ayudarle a regresar a su mundo puesto que no los quieren aqui.

-Me cuesta creer que mi rama sanguinea se mezclase... son... bastante puristas. Admito que seguramente el poder les interesase y buscasen formas poco convencionales para obtenerlo.. pero no estoy muy convencida de que aceptasen mezclarse. Al menos no engendrando.

Se encogió de hombros, realmente no era algo en lo que quería pensar. Ya bastante duro era imaginarse a su padre con otra mujer. Sabía que había una con la que se frecuentaba porque había interceptado una llamada sin querer. Era otra mujer de la misma facción, de los Exterminadores de lo oculto.

-Si, podría decirse que es cierto. Metí la pata hasta el fondo.. y quizás me encariñé más de lo que hubiese querido con algunos sobrenaturales.-

Se acomodó el pelo. Había podido comer unos cuantos bocados más mientras él habalaba.

-Ah.. pues almenos te tengo a ti, que prometiste protegerme.-

Quizas no de forma completamente desinteresada pero almenos era algo. Esperaba no la traicionase. Ambos tenían mucho que perder de todas formas.
Sonrió y se acercó a él.

-A ver.. dejame enfriar un poco tu comida.-

Movió los labios balbuceando algo y sus palabras por si solas hicieron descender la temperatura del plato.

-Listo.

Se notaba que no solía hacer eso muy a menudo porque ni siquiera lo habia hecho con su propio plato. No abusaba de sus poderes, le gustaba parecer más normal.. o sentirse más normal de lo que era.

- Gracias.

Dijo comiendo y notando que la temperatura del plato era la ideal en ese momento, no la habia bajado bruscamente por lo que el exterior conservaba su tibieza y el interior seguia caliente.

- Muchas veces esto no se desarrolla al principio, puede ser una rama lejana de mas alla de diez generaciones. Tampoco tenia que ser de la "prestigiosafamiliasangrepurano metoquesNigthly" sino mas bien una mujer que parecia normal en todos los aspectos pero que realmente era algo mas sin ella misma saberlo. Es como...

Se quedo callado pensando en un ejemplo.

- Digamos las ninfas, muchas de ellas tienen forma de persona, son practicamente humanas y lo unico que las delata son sus orejas levemente en punta y bueno al final el que puedan viajar entre arboles. Igual que los elfos, hoy dia no diferenciarias a una de un humano si se tapa las orejas.

Se encogio de hombros observandola.

- ¿Recuerdas algo de tu prueba?

-Hmmm en realidad fue bastante confuso. Fueron varias pruebas en una. Preferiría no hablar de ello ahora mismo porque tendría que ordenar bastante mis pensamientos y no tengo la cabeza como para ello. Pero lo hablaremos luego.

No quiso la malinterpretase. No estaba sanjando el tema pero no era algo de lo que se pudiese hablar tan facilmente. Se había sentado mil veces a analizar sus pruebas y aún no las comprendia completamente ni entendía por qué la habían aproabdo. Creía haber fallado, no importaba cuanto lo analizase.

-Si puedo decirte que realmente creí haber fallado en la última, no entiendo bien el por qué entre a la torre asi como tampoco el por qué me ofrecieron la posibilidad. Iria es rara...

Dejó el plato vacío sobre la cama, esperando que él terminase para así poder atacar el postre juntos.

-Si pudieses elegir pasar un día alejado de todo esto... de todos los problemas, ser alguien normal que no tenga que preocuparse de todas estas cosas ¿Dónde elegirías pasarlo? ¿Qué harías? A mi me gustaría tener una casita alejada de todo.. quizás en un bosque.

- creo que nunca elegiria dejar de ser yo, porque si soy quien soy y lo niego estaria negando a todos aquellos que influyeron en mi. Si pudiese desconectar de los problemas por un momento y poder relajarme elegiria la montaña o el bosque, creo que es lo clasico. Quizas el plano natal de los elfos fuese un buen lugar o el de los enanos.

Dijo pensando como si casi ya estuviese viendo de alguna manera la casita en las montañas, aunque despues se encogio de hombros como quebrando la realidad de aquel pequeño sueño y volviendo a comer.

- Mi prueba... fue particular, pero entiendo que no quieras hablar de ella muchas veces no hay forma real de ocultar lo que uno siente o tiene en la cabeza en la prueba real. La directora quizas supiese ya lo tuyo antes de tiempo y quisiese ver a donde ibas, elige gente que cree con talento, aunque algunos de los que ella cree con talento el maestro Ignor ve como incompetentes y cerrados de miras. Antes de que me preguntes quien es, es de magia avanzada, ya lo conoceras es el que saco a bailar a la directora completamente rojo.

-Bueno.. supongo que lo conoceré si no es que ella lo mata primero. Por la cara que le puso creo que esa noche no la terminaron bien ninguno de los dos. O bueno.. a saberse, quizás si a él le gusta que lo golpeen..-

Iria se mostraba correcta pero a veces ponía unas caras que exteriorizaban esas imagenes visuales de lo que realmente estaba pensando con demasiada claridad. O quizás era solo la imaginación de Aria... u otro Don. Casi que había podido ver a Ignor calcinado cuando este sacó a bailar a la Directora.

-Podemos atacar el postre? Lo pruebas tu primero.. por precaución.

Bromeó con una amplia sonrisa.

Dejo a un lado el resto y coloco solo el postre en la bandeja, la tendio una igual a ella y coloco el postre de la chica. La sonrio con atencion.

- Este es un postre que comen mucho los niños aqui, creo que te resultara divertido.

Dijo al tiempo que destapaba ambos, nada paso. Cuando el chico quiso ir a probar el postre este se movio y esquivo la cuchara.

- Digamos que es algo peleador pero es la unica manera de que conserve la frescura. Si, lo sirven vivo.

La sonrio esperando a que reaccionase. Despues se detuvo pensando y usando los dedos de las manos.

- Creo que he visto morir al maestro Ignor tres veces y media y aun asi... bueno al dia siguiente esta dando clase.

Se quedo algo boquiabierta ante la reacción del postre. No quería ni pensar "qué" se estaban comiendo especificamente. Que estuviese vivo ya era lo suficientemente perturbador. Apretó los labios e hizo el esfuerzo.

-ya qué... me hiciste comer ojos una vez. Espero que esto no grite demasiado almenos.

Intentó pellizcar el postre pero este se movió para evitar sus dedos. Luego llegó a tocarlo pero se le escurrió. Puso cara de enfado inflando un poco las mejillas pero lo volvió a intentar.

-Quedate quieto... así no te puedo comer.

Lo dijo con inocencia, quizás sin medir las palabras.

El postrecito parecio mirarla, incluso Hyunkel y su propio postre la miraron por un momento. Simplemente de esa manera. Hynkel acerco sus dedos por un lado y ataco con la cuchara por el otro, de esta manera arranco un pedazo del postre. No grito, ni hizo nada simplemente parecio "mirarlo" como con rencor, aunque en parte parecia tierno que una cosa transparente, de color azul claro parecido a un flan lo "mirase". Se lo llevo a la boca y noto el dulzor del mismo era como si fuese gelatina de arandanos y nata montada.

- Ahora entiendo porque gusta tanto a los niños.

La hizo un gesto con la cuchara hacia su plato y el postre.

- tan solo no te lo comas entero, mientras quede un pedacito el postre se regenera y no te preocupes, no tiene nada. La bandeja hace que no pueda salir de ahi tambien asi que tranquila, no escapara al resto de la habitacion.

-Pues eso espero.. no me gustaría tener que perseguirlo por toda la habitación mientras te mofas de mi. Creo que le caes mejor...

Seaquejumbró intentando rebanarle un pedacito nuevamente con la cuchara. Acercó la otra mano y el postre se estiró intentando reptar por el borde del recipiente. Al tercer intento fallido observó a Hyunkel.

-Ya... ayudame que está decidido que soy una inutil para estas cosas.

Le tendió la cuchara a él. De todas formas estaba bien bromear un poco para quitar la tensión. La gustaba poder volver a cierta normalidad con él, a la que habían conseguido de forma extraña antes de que él supiese lo que ella era.

Hyunkel realmente observaba el momento mientras ella luchaba con el cruel postrecillo que se movia de aqui para alla esquivando su cuchara, sin lugar a dudas se estaba divirtiendo, cuando le pidio ayuda hablo intentando contener la sonrisa.

- Pero si lo haces muy bien...

Termino por reirse sin poder contenerse mas, tomo la cuchara de ella y se ayudo con la mano.

- Es pura estrategia, mira.

Observo como Hyunkel amagaba con la cuchara y por el otro lado acercaba la mano, primero hizo como que atacaba con la cuchara intentando sacarle un pedacito, movio la mano como si fuese a agarrarlo y a posterior a apenas unos centimetros se detuvo, el postre estaba contra el borde de la pared y su mano asi que tan solo tuvo que tomar un pedacito. La coloco la cuchara en la mano a Aria y la sonrio.

- Puedes intentar despues.

-Te odio...- dijo entornando los ojos, observandole con los labios fruncidos. A él no le había costado absolutamente nada. Agarró la cuchara y se la metió en la boca como niña pequeña aún con los cachetes un tanto inflados. Retiró la cuchara y disfrutó de aquella delicia intentando imaginar que eso realmente no estaba vivo.

Luego de unos cuantos segundos, cuando eso dejó de moverse en su boca, lo masticó y lo tragó. Practicamente se deshacia al contacto con la saliva, no había mucho que masticar.

-Bueno, pues la verdad es que es delicioso el condenado...

Observó el postre con cara de depredadora, sintiendose un poquito asesina.

-Dame más...

Sonrió extendiendole la cuchara, con una sonrisa y los ojos bien grandotes a modo de soborno.